27 nov 2007

infierno y eternidad

El cuerpo se prepara para el goce amoroso, uno piensa en el futuro y la víspera ya es el goce. La persecución de la cosa ya es la cosa, como decía Montaigne. Y a lo mejor, en el sufrimiento también es así. Nos hace sufrir más lo que prevemos que lo que estamos padeciendo, es más terrible la proyección hacia el futuro que el propio presente. Por eso es que el infierno, para ser perfecto, debe modificar esa idea de lo estático, de lo que está instalado, de lo que es eterno y, por lo tanto, no sujeto a mutación. No sujeto al tiempo: lo que es eterno está siempre, es todo presente. Y a veces, para sufrir o para gozar, se necesita la ausencia de algo que está por llegar.Y lo eterno genera inacción...Lo eterno genera inacción. Lo eterno es lo contrario de la vida, lo eterno es el pasado y el futuro instalados en el presente. Esa es la verdadera eternidad, no la perpetuidad, que es otra cosa. La eternidad tiene poco de humano y es muy raro. Ese mundo eterno, ese topos uranos de Platón es difícil de imaginar. Un lugar donde no hay verde, por ejemplo, porque todo tiene que ser puro, entonces las mezclas no resultan. Me parece que pensar la vida humana en términos de eternidad es casi imposible. Es imposible. Así que yo voy a mandar un despacho a las autoridades infernales para que abandonen ese carácter eterno, estático, que seguramente lo hace imperfecto.

Alejandro Dolina